Menos por menos es más

Ha llegado hasta nuestro e-mail el sigueiten artículo de opinión. Se trata de la opinión de un trabajador y no refleja necesariamente la opinión del colectivo.

MENOS POR MENOS ES MÁS

Hoy quiero pedir disculpas. Un conflicto laboral como el nuestro no es sólo una movilización sindical. Es una oportunidad para la reflexión en una profesión considerada el cuarto poder, que crea y destruye opiniones, levanta mitos y genera tendencias. Y quiero pedir disculpas.

Una de estas mañanas me di cuenta de que hace semanas que algo ha dejado de pesarme. Saber que no soy trabajador de Televisión Canaria ha supuesto un alivio. Decidí, entonces, repasar los últimos tiempos.

Es cierto que por esta casa -que no es la mía, ni La Nuestra, ni la televisión de los canarios- hemos visto pasar, en una década, a muchos directores generales y a varios presidentes del Gobierno canario; y a nadie se le escapa que todo medio de comunicación público, por mucho que se quiera evitar, tiene un sesgo político. Pero nada es comparable a lo que se nos ha venido encima con Willi García, Paulino Rivero y su corte de caciques. Y pido disculpas por no alertar -como es mi deber de periodista- a todos los canarios, que son, al fin y al cabo, quienes les dan de comer.

Siento mucho no haber levantado la voz cuando el jefe de prensa de un partido político, de una consejería, o del gabinete presidencial ha determinado por mí incluso las declaraciones que debían emitirse y las que no.

Me avergüenza haber caído en la trampa de permanecer en silencio en ruedas de prensa en las que lo que me pedía la profesionalidad era pedir explicaciones por la nefasta gestión del Gobierno canario.

Pido perdón por haber metido la imagen de Paulino Rivero hasta en el potaje de berros. Por grabarle inaugurando, pactando, firmando, sin informar con toda claridad de las consecuencias para un pueblo de cada uno de sus actos.

Me pesa no haber arrojado luz sobre Tindaya, Tebeto, el enchufe de la sobrina que quería ser policía, las astronómicas e inútiles inversiones de la Consejería de Turismo, los desmanes de Milagros Luís Brito con el profesorado y el abandono de la Educación en las islas, los oscuros entresijos de la Policía Canaria, los dudosos concursos públicos, las imputaciones judiciales de cargos políticos, la moratoria turística y las convenientes indemnizaciones a empresarios a los que no les cabe un euro más en el bolsillo…

Ahora que la separación es clara y que los comisarios políticos no nos dan órdenes directas; ahora que los guardianes de la línea editorial han abandonado el edificio, prometo que no volverá a pasar. Y no volverá a pasar porque nadie juega con nuestra honestidad y porque ahora sé que no debo recibir órdenes del Gobierno de Canarias. Prometo olvidar los últimos dos años.

En mi defensa, y en la de mis compañeros sólo puedo jurar, con la conciencia tranquila, que lo que jamás hemos hecho es mentir ni firmar una mentira. Los que hacen eso, no están en huelga. No saben rebelarse.

Hoy quiero, además, enviar un mensaje al presidente del Gobierno de Canarias: para manipular y engañar a todo un pueblo hace falta mucha inteligencia, y Willy García y Rubén Fontes no son los mejores escuderos para tan arriesgada misión. Rivero, maestro, cuando se sobrepasa el límite, la tortilla se da la vuelta. Porque menos por menos, es más.

Saber que no soy trabajador de Televisión Canaria me ha recordado que soy periodista. Y por haberlo olvidado, hoy quiero pedir disculpas.