Lo fácil, lo más fácil de todo, es disparar al pianista. Aunque sabemos que está interpretando la música que compuso otro, aunque conocemos que la hora del concierto y la canción que suena no fue decisión suya. Pero usted está sentado en la butaca y en el escenario sólo esta el pianista. El hombre se esfuerza en hacerlo bien, toca las teclas con gran profesionalidad, lee con precisión el pentagrama. Pero a usted no le gusta el repertorio. Usted aborrece el himno oficial. También detesta las canciones chillonas. Usted desprecia los ritmos facilones que sirven para mover el cuerpo sin pensar. Parece que el que eligió el repertorio es su enemigo. Por eso usted confunde a su enemigo con el pianista y quiere dispararle.
Por eso usted no quiere pensar que el pianista está ganándose el pan nuestro de cada día, que cobra menos que el dueño del teatro, que el programador y que el compositor de las canciones. El pianista no quiere ser millonario. Se conforma con estar en el club de los mileuristas. Está dispuesto a seguir actuando en las mismas condiciones, aunque se siente mal tocando el himno oficial y las canciones que buscan la lágrima facilona. Lo que no acepta el pianista es que le roben la cartera en mitad de la función y que, encima, el público le dispare. Por eso hoy se levantó de su silla y desplegó la pancarta. Hoy nos quiere contar lo que le pasa, y yo sólo le pido a usted que escuche al pianista y verá que no es justo que el público le dispare.
Le estoy hablando de la huelga en la Televisión Canaria. Los trajadores de los Servicios Informativos, que pertenecen a la empresa Videoreport, asisten hoy a una jornada de huelga. Los trabajadores no viajan en coches oficiales, ni cobran suculentas dietas. Quizá sean los periodistas de una televisión pública peor pagados de España. Lo eran con la anterior productora y lo son ahora. Videoreport es una empresa muy particular, en tiempos de crisis tiene garantizados los ingresos desde el primer día. 18 millones de euros al año. Cuando se presentaron al concurso sabían las condiciones, y se presentaron sabiendo que iban a ganar dinero.
El 76% de los accionistas de Videoreport no es canario. Un empresa promovida por el presidente que tanto defiende a "nuestra gente" que sólo tiene un 24% de capital isleño, lo que significa que las tres cuartas partes de los beneficios se van para Madrid y para Asturias. Precisamente los trabajadores, los mileuristas, la parte más débil, son canarios. Pero el gobierno de Paulino Rivero cumple la tradición de los presidentes anteriores, si hay un conflicto laboral el gobierno se pone de parte de la empresa (no toma medidas contra los incumplimientos por parte de Vidoreport del pliego de condiciones) y en contra de los trabajadores. Sé de lo que hablo, fui testigo directo de las huelgas anteriores.
A pesar de las amenazas, de los avisos a navegantes rebeldes, a pesar de saber que pueden tener al público en contra, los trabajadores convocan la huelga porque una cuestión de dignidad. Una empresa que vive del erario público, que no enseña sus cuentas al comité de empresa aunque ya ha reconocido que tiene beneficios, pretende imponer un convenio laboral de forma unilateral. La parte canaria de Videoreport no tiene ninguna trayectoria audivisual, está formada por los periódicos Canarias 7 y Diario de Avisos. Se han apuntado a este negocio a petición de Paulino Rivero con la garantía de beneficios por todas las bandas (la de informativos y la de producción de programas). Pretenden utilizar a los trabajadores ( y ya lo han hecho) para todos sus negocios. Beneficios multimedias para la patronal y recorte de ingresos para los trabajadores.
Esa es la situación. Ahora volvamos al teatro. Los trabajadores en huelga son como el pianista que le contaba antes. El pianista se levanta hoy de su butaca para decirle al programador (el gobierno) y al dueño del teatro (la productora videoreport) que no se dejará robar la cartera en medio de la función. Conozco al pianista y sé que es un gran profesional. Incluso hace unos días, cuando anunció la convocatoria de la huelga dijo que cumplirá unos servicios mínimos, pero el programador y el dueño del teatro ni siquiera plantearon esos servicios mínimos, se han dedicado a montar un teatro aparte y están dispuestos a contratar a pianistas que se dejen robar la cartera, que están desesperados por estos tiempos de crisis.
Por eso sólo le pido a usted que cuando lea la noticia de la huelga de los trabajadores de la Television Canaria no reaccione de la forma más fácil, no insulte a unos profesionales que no tienen los privilegios que se cuentan. Esté seguro de que, por ejemplo, de esos 3,5 millones que el gobierno quiere dar ahora a la Televisión Canaria los trabajadores no verán un sólo céntimo, parte de ese dinero será seguramente para los que quieren robarle la cartera al pianista. Por eso les pido que no caigan ustedes en la tentación. No disparen al pianista.
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